La
bendición del cielo se hizo carne e iluminó mi existencia
en aquella
mañana vestida de color por los robles florecidos
llegaste a
mis brazos ansiosos por el beso de tu piel delicada
envuelto en
la suave protección de una manta blanca y azul
teñida por
el inmaterial aroma de la pureza derramada.
Y Sentí el
calor sublime de mil soles en mi cuerpo quebrado
ante el
contacto angelical de tus manos con las mías
respirando el
perfume sutil del gorrito sobre tus cabellos finos
la felicidad
explotó en mi pecho cargado de latidos
por esos dos
ojos grandes y hermosos como lunas encendidas
que clavaron
su dulce mirada de luz en mi vista nublada por el llanto
mostrando el
matiz cálido de la inocencia en su expresión máxima.
Llegaste a posarte
en la profundidad de mi corazón
dejando las
raíces de tu presencia sembradas en mi alma
iluminando con
tu risa todas las horas de mis días,
los bellos días
que colmaron a tope los cantaros de los años,
magníficos años
decorados con las notas agudas de tu voz
por la loca
genialidad de tus ocurrencias y fuerte carácter.
Te vi
crecer como un campo de girasoles de cara al sol
caminar y
correr en las hermosas tardes de juegos en el parque
rodillas raspadas,
cara curtida, burbujas flotando en el aire
y la amargura
de tu dolor se hizo llanto en mi espíritu
lagrimas avinagradas
en sintonía con los latidos de tu pecho
sentí que no
existía vida antes de tu llegada a mi mundo
que no
podía imaginar un pasado donde no estuvieras tu.
Y ahora en
esta tarde mecida por la fresca brisa de febrero
a varias
lunas de tu llegada a mi universo
quiero que llegue
hasta ti este sentimiento que de mi alma brota
este amor
que crece y se eleva al cielo bordeando el infinito
que sepas en
el aniversario de la bendición de tu natalicio
que eres mi
orgullo, mi alegría y el motivo de mis risas
la esperanza
física de un mágico futuro
y que te
amaré hasta mi ultimo aliento y más allá de la vida misma.
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