jueves, 23 de agosto de 2018

FELIZ CUMPLEAÑOS ÑOÑO




Ayer, en medio de una cascada de sol y buenos deseos, de abrazos, besos y cariño sincero, se cumplió una vez mas el aniversario de mi nacimiento, mi cumpleaños número 35 bajo un inmaculado cielo de agosto, y por segundo año consecutivo, tu llamada no llegó. El calor de tu voz fuerte permaneció como un recuerdo fundido en las fosas mi memoria, mas no sonó como siempre lo hacía cada 22 de agosto, con aquel fulgor de los tiempos idos, ni con el cariño cansado de los últimos años. No me arropó con su canto habitual, ni me acarició la brisa fresca que traía el acostumbrado y oportuno consejo. Quedó sólo la ausencia que hiere a cuenta gotas, el vacío del silencio, la expectativa quebrada el mil pedazos, y un alma abatida porque tú no estás.

Decidí entonces esperarte con paciencia loca en el asiento de mis sueños. Descubrir tu figura en la distancia, tus movimientos en el horizonte inmaterial, y el centelleo de tu mirada al final del camino. Anhelaba sentir una vez más el aroma fresco de un abrazo, el beso cálido de tu corazón cansado, una sonrisa, un apretón palpitante de tus manos, tu voz, una palabra, un suspiro. Pero me perdí en el laberinto oscuro de mis pensamientos trémulos, sin encontrar la ruta hacía el tranquilo mundo de los sueños. Naufragué en un mar embravecido de reminiscencias, y me ahogué el torbellino violento del insomnio. Recordé mi niñez a tu lado, los paseos por el parque, el aroma a café y cigarrillo en el ambiente, la música vieja como fondo constante, la radio como centro del universo, y el fascinante terror de tus historias. Galopé entonces a paso lento por el muro que puso la distancia, las llamadas y visitas esporádicas, el tiempo desperdiciado, los encuentros cortos, los mensajes que aun conservo y atesoro en mi celular. Quise revivir aquella tarde soleada donde con todos tus nietos y bisnietos explotó en tu rostro la alegría y la satisfacción de haber dejado un legado más importante en esa descendencia que en el mismo mundo de la radio. Pero me asfixiaron las telarañas de los años transcurridos y me perdí el humo negro del pasado.

Hoy, 23 de agosto, en medio de un cielo sombrío que se caía a pedazos en un aguacero interminable, no pude hacer la llamada para felicitarte por el que sería tu cumpleaños número 85. Se me atragantaron los buenos deseos en mi alma y se llenó de congoja mi corazón. Te tuve en mi mente y en mi pecho durante todo el día, como todos los días en los últimos dos años. Hasta que descubrí, justo cuando se fundía el sol en un mar ceniciento bajo un firmamento mojado, que tu presencia se encuentra en cada célula de mi cuerpo, que en verdad soy la prolongación de tu existencia. Tu rostro ilumina mi espejo, es tu nombre el que adorna mi firma, y estas ahí donde el corazón te recuerda y te extraña. Por eso no intentaré buscarte en mis sueños… más bien esperaré pacientemente tu visita en mis pensamientos, para abrazarte y besarte con cada recuerdo, sabiendo que de alguna manera este mensaje, y los buenos deseos por tu cumpleaños, te llegarán con toda intensidad, en un marco espiritual diferente, misterioso, luminoso…. Cargado de amor.

Feliz cumpleaños abuelo querido…. Feliz cumpleaños ñoño.



ALVARO RUIZ REYES

Copyright © Alvaro Ruiz Reyes

miércoles, 14 de febrero de 2018

SAMBA DE DESPEDIDA




En el ardor de este día que sucumbe
resuenan mil tambores en mi alma
y no es alegría en su retumbe
lo que encuentra mi vida desdichada


Ya la banda anuncia aquel derrumbe
de sueños e ilusiones mal formadas
y no hay voluntad que evite que me tumbe
la avalancha de tristeza derramada


Porque si bien nunca estuve en la cumbre
de aquella colina de metas trazadas
duele ver que bien alto siempre estuve
y hoy estoy en el abismo de la nada


Pero a pesar de que hoy no tenga lo que tuve
en esos días de empuje y muchas ganas
satisfecho me voy con mi tambor y su retumbe

y una incertidumbre vestida de esperanza.



ALVARO RUIZ REYES
Copyright © Alvaro Ruiz Reyes